domingo, 31 de enero de 2010

Diario diez

Si hay algo en lo que creo, es en los sueños. Puedes estar cayéndote a pedazos, sufriendo mil penas, escuchando la música más triste. Pero mientras tengas un sueño, mientras desees algo con el corazón, tendrás un motivo para seguir en este camino, que muchas veces se hace muy difícil.
Me he caído muchas veces, y todas han sido muy difíciles para mí. Sin embargo recuerdo un tiempo en donde todas las cosas más malas que pudieron sucederme se juntaron. Fue un mes muy difícil, hace un año u dos, ya no recuerdo muy bien, y es mejor así. No recordar con detalles los momentos que lastiman, para no abrir heridas que lo más probable no cierren aun.
Para empezar mi mala racha por decirlo así, me quede sin trabajo después de dejar el empleo de caminante infinito, de los que caminan ofreciendo algo. Lo deje por que ya no cubría mis expectativas, ni siquiera mis gastos más esenciales. Luego de eso ¡buff! como por arte de magia, un hombre desempleado y sin ingresos. Luego, mi abuela enfermo, tuvieron que operarla de un momento a otro, por una complicación de un operación anterior. Esa noche mí tía fue a mi casa, creo que eran las doce de la madrugada, toco la puerta bajito para no despertar a mi mama. Como tengo el sueño ligero, apenas escuche el sonido de la puerta me levante de mi cama y abrí la puerta. Preocupada me lo contó todo, y me pidió llorando que fuera al hospital a verla, para ayudarle a pagar los gastos que fueran necesarios, cosa que acepte, por que se trataba de mi abuela, la mujer que me crió de niño, a la que considero como a mi madre. Me cambie, tome un taxi y fui directo al hospital. Prácticamente, me perdí dentro del hospital, aunque preguntando llegue a dar a la media hora, a la sala donde tenían a mi abuela, la estaban operando en ese momento. El medico me dio una receta, y no me quedo mas que pagar los 140 soles que costaba todo, lo que fue el principio de un gasto mucho mayor. Esa noche dormí allí, en una banca abrazado de un frió intenso.
Por esos días tuve una mala noticia. Del hospital fui a una agencia donde había conseguido un beneficio a manera de media beca, para un programa de estudios, fuera. Había ahorrado dinero haciendo prácticamente magia (dobleteando= dos trabajos) precisamente para ese programa, que me daría una oportunidad para demostrar de lo que puedo ser capaz. Pero no paso, cuando llegue la señorita secretaria me dijo toda sonriente que no podrían darme ese beneficio, y que si deseaba el programa tendría que costearlo de manera total, cosa que era imposible para mi por que lo que tenia ahorrado apenas y era la mitad de lo que tendría que pagar inicialmente ( con el beneficio). Fue una desilusión muy grande. Salí de allí derrotado, como un soldado que perdía una batalla sin haber sido participe de la guerra. Regresaba a casa después de eso, en la combi de costumbre, la B amarilla con blanco, y me paso algo para cerrar el día, saque mi billetera en la combi, para ver no se que cosa y se me cayo! Perdí mi billetera con mis documentos, la tarjeta de crédito, la de ahorros, y cincuenta soles. Ese círculo de maldiciones se cierra acompañado de los últimos días de una relación con alguien a quien quise mucho y a quien le deseo lo mejor siempre.
Aunque tenga los peores recuerdos de esos días, me aferre a lo único que me quedaban, mis sueños. Mis ganas de creer en que todo mejorara en algún momento y vale escribir con letras negritas, lo que una amiga me dijo un día, se aprende a vivir de las cosas difíciles, mas no de la fáciles.

LOS CHIMCHIBILOCOS

En aquel lugar siempre anochecía un poco más tarde y la gente siempre en sombras, rehuía a los sonidos fuertes. Estuve allí un par de días, recogiendo hojas, y velando a los gatos muertos para que no se enfaden desde el más allá con nosotros.
Era un pueblo pequeño, con casas hechas de barro y paja. En los techos, en la parte más alta, todas las casas tenían un animal disecado, a manera de vigilante de sombras, para que les cuidara de los malos espíritus que abundaban por la zona. "Gekko", era el hombre más viejo y lleno de sabiduría que pudiera existir en este mundo, eso decían. Sin embargo el penacho ataviado de plumas que usaba en la cabeza, no le daba más que un aire de pavorreal fantasmal, y apenas y podía soltar más que cuatro o cinco palabras bien pronunciadas.
Estaba solo allí, perdido en un cuento de estrellas intergalácticas de quesos y salsa de limón, rodeado de perros chinos y gente proveniente de un espacio distinto al mío. Eran chimchibilocos, provenientes de la tribu eclesiástica de la estrella del sur, descendientes de Acuelomonon Segundo, el único guerrero que pudo matar un dragón.
Sentí mucho aprecio por su raza, aunque nada es lo que parece, por que pretendieron comerme, así como lo escribo, quisieron degustar mis carnes con especias del lugar. Tuve suerte de encontrar el único camino libre de escombros, para poder huir, por que sin mediar palabra alguna, pretendieron fundir mi cuerpo en salsas de tomates verdes, sobre una brasa de carbón. Fue en ese momento cuando desperté, en mi cama y en una casa de cartón, la mía.

viernes, 29 de enero de 2010

El reloj, mi casa y la prima

Esta, era una tienda de relojes en el centro de la ciudad. Yo recurría a ella cada vez que el mío sufría una suerte de paro cardiaco, que no era más que un desperfecto de nacimiento (desde que fue mío). Apenas sufría uno, iba corriendo con los pies descalzos para ensordecer un pedacito del tiempo mientras llegaba al centro de la ciudad. Algunos creen que estoy loco, pero no, el loco es Lucas.
Mi casa está un poco lejos, bien al fondo, cerca a la esquina, donde voltea mi perro. Vivo solo porque ya no soporto el ruido de las canciones, en especial las de cumbia, a lo mucho escucho el sonido de mi reloj tic tac, sobre todo en los días en que tan seguro de si mismo, me dice que hora es cuando mi panza empieza a hacer sonar una que otra canción, algunas de amor, otras de hambre.
Tengo poca familia, o que me recuerden ninguna. Todos se han olvidado de mi por solo saber en detalle la teoría de la relatividad de los colores que conjugan con el violeta, es raro eso, por que solo explica de donde viene el hombre y de donde le nace el deseo de aparearse. Aunque si hay alguien que recuerdo con gusto y placer, es a la prima fabianita…

martes, 26 de enero de 2010

Un dia despues de aquel ultimo adios..

Trujillo 22 de enero del 2010, buenos dias.

Apenas despertó fijo su mirada en el techo y no encontró ningún motivo para permanecer allí, con el corazón estropeado, como ayer, como de costumbre. Tomo su mochila y la lleno con algo de ropa, solo lo necesario.
Estaba aún con la cabeza enreda por cientos de palabras entrecruzadas y marchitas, recordando que pudo haber muerto la noche anterior, porque con la seguridad de un sabio fijada en la frente, había tomado la decisión de morir. Hubiera muerto la noche anterior, sino fuera porque al momento de tirarse frente al camión (tuvo la precaución de que fuera un camión, para no darle segundas oportunidades al destino), recordó una promesa, la promesa de que sería alguien importante.
Salió de casa con unas comverse como de costumbre, un pantalón negro, una polera con capucha y una gorrita gris (la misma que muchos le dijeron que estaba linda). Paró un taxi, haciendo la señal de costumbre y cuando el taxista le pregunto a donde iba, lo pensó un segundo y luego respondió: al aeropuerto (aunque lo cierto, es que no sabía exactamente a donde es que iría). Estando ya allí, en el aeropuerto, pensó en tomar el primer vuelo que saliera, y así es como fue. Se acerco al mostrador y le pidió a la chica que atendía un boleto a Cajamarca, ella lo miro sonriente y le pidió su nombre, Sebastián Walh, le respondió. Ella lo miro fijamente (aunque el creyó que lo hacía porque era miope), mientras le preguntaba para que hora deseaba su boleto y cuando regresaría. El sin duda no se quedaría por mucho tiempo, era viernes 22 de enero aquel día, así es que le dijo que se quedaría dos días, y regresaría el domingo por la mañana. Aun sonriendo, le entrego su boleto y le dijo que se llamaba Liliana, que le deseaba buen viaje y que espera verlo a su regreso…
Sin duda le ayudo mucho estar dos días fuera de Trujillo, sin embargo, no se percato que aun era viernes (tenia que ir al trabajo), lo bueno fue que ya estaba muy lejos para ir a trabajar. Se divirtió mucho caminando de un lugar otro yendo a Porcón, al Santa Apolonia, a las iglesias, y sobre todo a los Frailones, ese bosque de piedras que pareciera que rozara en cielo. Lo único malo fue que olvido la cámara junto a su cama, un despiste, que al percatarse no le importo mucho. Lo único que valía la pena en ese momento, era estar allí lejos de todo, inmerso en un espacio que distaba mucho del suyo. La gente que conoció merece un espacio propio en otras líneas.
Cuando regreso a Trujillo desde luego tuvo la suerte de volver a ver a linda Liliana, e intercambiar más que unas simples sonrisas. Pareciera que esto será mas que una historia de Sebastian, eso solo el tiempo lo dirá…

jueves, 21 de enero de 2010

UN ULTIMO ADIOS...

Caminaba solo por la calle y una pequeña luz que rompía la oscuridad, se acercaba a él. Se sentía solo, como hace mucho tiempo atrás.Vacío, en un pequeño espacio infinito que guardaba dentro de sí, Sebastián. Ahora se siente mas solo que nunca, ahora vuelve a llorar y vuelve a ser uno con el mar.
Escucha música suave, mientras da un paso seguido de otro, y otro. Tiene el corazón estropeado, y siente que ya solo le sirve para escribir historias que entretengan a otros.
-Maldita claridad de luna, quisiera morir- dice una y otra vez Sebastián, buscando ser atropellado por un auto del color que sea.
El es bueno, eso dicen, pero ya no recuerda como hacer sonreír el corazón. La vida lo ha arrinconado esta noche contra el pavimento de una calle sangrienta, que le hace llorar.
Quiere tomar el celular y llamarle a alguien y decir, “me siento solo, quisiera morir” pero prefiere no molestar a nadie. Solo camina y camina, en la noche cruzada de versos y palabras que no reconocen a nadie. El espera una palabra de aliento, un abrazo o una sonrisa, él quiere arrancarse el alma de un tirón y decir cuan bien esta.
Mañana será un nuevo día, pero no sabe si él estará aun aquí, ni siquiera sabe si un charco de sangre lo despedirá a un lugar mejor. No sabe. Claramente él esta noche, solo busca morir.

Trujillo 21 de enero del 2010, adiós.

miércoles, 20 de enero de 2010

ALBERT FISH.

Simplemente la abrazo, y las lágrimas empezaron a ensombrecer sus mejillas.
-Todo será mejor mañana pequeña- le decía Fish, con la mirada desviada, y ajena, como una criatura hecha de azufre y cenizas.
Su cuerpo pequeño, descalzo y desnudo, conjuraba un hechizo silencioso con una vocecita que se va, para desaparecer, para no sufrir más. La pequeña Amelie sufrió hasta el último segundo, en un mundo que ya no la recuerda, un mundo que se fue.
El dolor se fundió con la sangre que le escurría entre sus piernecitas. Cayo al piso mientras intentaba mantenerse en pie, para escapar e irse volando por la ventana u si dios quisiera para estrellarse contra la acera, desde ese sexto piso.
-¿A donde vas pequeña, acaso no te gusto?- le pregunto la bestia, con su endemoniada voz, mientras se sujetaba los pantalones con el cinturón de cuero que había manchado con la sangre inocente de la pequeña criatura.
Solo tenía ocho años y su carita en ese momento, dibujaba un sufrimiento que va más allá del dolor y de la pena. Se desangraba mientras el olor a azufre en esa habitación, se hacia mas presente que cuando abuso de aquella muchachita de dieseis años.
Ella se quedo tendidita, allí, en el piso, mientras sus ojitos se iban cerrando a la vida, esperando que al despertar apareciera en algún lugar mejor.
-No te vayas a ir aun, iré a comprarte un obsequio- le decía el viejo, mientras abría la puerta y salía de la habitación y salía de la casa…

sábado, 16 de enero de 2010

EL JOVEN WALH.

El joven Walh nació veterano de guerra y poeta, aunque tardo mucho en comprenderlo. Se refugio en luchas continuas de devaneos propios de un saltamontes, para sortear cuanto obstáculo le llenara los pulmones de aserrín. Aprendió a resolver problemas mayúsculos, de cómo y a que hora cruzar la pista, sin ser atropellado.
Fue un gran patriota que se inflaba de orgullo al conocer cada rincón verde, marrón u azul de su país, el Perú. Por ello no se movió de su tierra hasta que ya se sintió preparado para enfrentarse al mundo, con unos cuantos libros suyos que llevaba bajo el brazo. Esto paso cuando ya se había dado por enterado, que lo suyo siempre fue ser un poeta, no por que él lo quisiera, sino, por que algunos nacen ya resueltos como tal. Aunque para él, siempre fue difícil aceptarlo, porque a su parecer un poeta es sinónimo de intelectual y bohemio, y al joven Walh lo segundo siempre mantuvo gran afinidad con lo que él creía que era su vida. Estudio ciencias de la comunicación en una universidad privada, que según algunos entendidos, le costo muchas horas de sueño, ya que el mismo tuvo que cubrir los gastos de sus estudios.
Su primera publicación, mas allá de todo pronostico, sucedió en marzo del 2010, cuando iba en el primer ciclo de su carrera, en un poemario titulado “Azul Cadme”, que se vendió sin mayor éxito en algunas librerías de la ciudad en que nació, su querido Trujillo.
Hasta ahora sin mayor éxito e tratado de sacar de sus propias palabras, que significado o que significa “Azul Cadme”, el titulo de su primera publicación, y su respuesta siempre a sido la misma, que es un color poco conocido. Sin embargo, tengo la certeza de que es un tema de su vida, del que quizás no quiera hablar.

jueves, 14 de enero de 2010

RELIQUIAS DEL ANTEBRAZO.

El murió por que nadie lo quiso. Para quererlo bastaba con cerrar los ojos, simplemente. El nunca quiso ser él, por eso jugaba con los gatos de sus vecinos, y para ser como el resto, a la edad de seis años fue enviado a una escuela estatal. Vivió como el resto de los mortales, en una casa hecha de paja, alimentándose de palabras para cuando sus padres ya no estén. Tenía una abuela a la que quiso mucho por que le enseño sumar con granos de maíz y un perro mascota al que le puso de nombre Piolín, que murió arrastrando su lengua, cuando él tenia ocho años ( nunca mas volvió a ser el mismo). El murió para que otros no murieran por él, por que estaba cansado de esperar.
El corazón se le estropeo en el trayecto de ir y volver, sin saber donde fue. Una vez le sucedió que un puñado de agua casi se lo traga, y otra vez una pequeña chispa le lleno de luces la casa, a partir de esos comienzos empezó a pensar. Se fue refugiando en cosas en que nadie creía, y aun así se bautizo en el nombre del padre, del hijo y de la nostalgia.
El también se enamoró y eso le sirvió para seguir muriendo un poco más. Para suerte, no contó con que alguien le estaba viendo. Comprendió luego, que todo en lo que creía dentro del pecho, lo llevarían a algún lado. Camino mucho y no llego a ningún lado, y eso también le sirvió para seguir muriendo un poco más. Conoció la selva y cuando regreso a ella, ya no reconoció sus hojas. No tenía más tiempo, que para sentarse a recoger sus últimas letras. Volvió a caminar una vez más y espero en silencio mientras algo sucedía, y no llego a pasar nada.
Quiero aclarar para que no piensen que fue un tonto, que el también llego a tener sueños. Quiso dedicarse a hacer cine como Tim Burton. Quiso ser pintor, pero no llego a conseguir pinturas tan delgadas como para escribir historias, tiempo después deseo con el corazón fuera del pecho, ser un gran novelista y allí es donde se quedo, en novelista.
Nadie lo quiso, por eso fue que murió. Dejó escrito antes de partir que si alguien lo recordaba, recordara también llevarle flores y junto a las flores, dejarle una nota escrita diciéndole lo bueno que era, y cuanto lo recordaban. Pero eso tampoco paso.

martes, 12 de enero de 2010

INFOGRAFIA

Es raro que dos sonidos relativamente curvos, se crucen. Esa teoría deviene del caos, de la conjunción de tus dedos.

lunes, 11 de enero de 2010

ENCANTADOR DE PALABRAS

Son las cuatro con cincuenta y seis de la tarde, y esa pequeña parte del espacio se junta con el temor de no saber por que una hoja cae al suelo, depositándose en contados segundos sobre una razón casi justa. Infatigablemente he visto esa imagen, dieciséis veces con las manos juntas. Pienso en esa pequeña maldad, recostada de tu misma manera, calle asfaltada. La avenida España muy justa, me ve pasar todos los días sintiendo que el corazón ya le queda muy grande. Es cierto, ya no regrese al mar, y aun por ahora he logrado esconderle mis ojos de su agua salada. Siendo un encantador de palabras, muchas veces enmudezco, refinadamente silencioso, queriendo encontrar el punto exacto donde una imagen se quiebra. ¿Ves como se encuentra conmigo?, si supieras de cuantos latidos ajenos e salido, renunciarías a tus manos para juntarme con las mías, que han aprendido a volar muy lejos. No quisiera pero aun salgo huyendo del sonidos junto a sus voces, multiplicado por cientos, (me perturba). Soy un encantador de palabras que aun no sabe hasta donde su camino esta escrito, lo que si es seguro, es que detrás de mi casa una vertiginosa montaña a sabido olvidar por donde estuvo escrito su cauce.

domingo, 10 de enero de 2010

CHIQUITITA...



Hace dos dias que he estado mal de la garganta, un poco mudo. Sin embargo, no he podido dejar de imaginar una palabra tras otra, haciendose parte de una historia. Entre esos dos dias e escuchado esta cancion...

miércoles, 6 de enero de 2010

CUENTO DE HOSPITAL

- CAPITULO PRIMERO -

Me miraba silenciosa, tratando de desenredar el nudo que había llegado a estancarse en su garganta, quien sabe por cuanto tiempo más. Me miraba triste, sintiendo lastima de mi, como si estar sin dormir varios días fuera mas triste que vivir en la cama de un hospital. Todo sucedió muy rápido, no se por que, solo espero que esto acabe, que termine por el bien de mi niña.
Haciendo mucho esfuerzo expulsó algunas palabras, que imagino, le rozaron la garganta. Soltó algunas palabras pequeñitas, por el pequeño orificio por donde aun podía respirar.
-Te sientes bien- me dijo.
Había prometido no llorar delante de ella. Había prometido no abrazarme al mar, no dejarme llevar por la tristeza de tenerla tan mal.
-Todo esta bien princesa, solo recordaba.
-¿Segura? ¿Y en que pensabas?- preguntó, con su vocecita de viento que se corta y sus ojitos cerrados por la hinchazón.
-Pues recordaba tus travesuras de niña… Recuerdas aquella vez donde me contaste que habías visto un ángel, tenías siete años, creo. Según tú, esa tarde de lluvia había entrado por la ventana y te dijo que si te portabas bien te llevaría al cielo. Vaya susto que me pegue, me asusté mucho – recuerdas - creí que un ladrón había entrado por la ventana y había amenazado con hacerte daño. Por suerte, no fueron más que ocurrencias tuyas. Tenías una gran imaginación, y la sigues teniendo, por algo no tus cuentos les gustan tanto a los niños. Eres la mejor sabes, la mejor escritora del mundo.
-Buenos tardes señora Márquez- oí decirle al médico, que entró en la habitación sin ni siquiera darme cuenta -veo que Fernanda esta dormida, por eso quiero aprovechar para platicar con usted sobre el caso de su hija, acompáñeme, por favor.
Ni siquiera me di cuenta en que rato se durmió. Ni siquiera puedo distinguir si esta bien u mal, ya. Esto parece una pesadilla de la que quisiera despertar y me siento tan culpable de todo lo que esta pasando, que no hay momento que no le ruegue a Dios que esto termine pronto - esta bien doctor - le respondí con el alma inundada.
Es triste ver pasar los días en un hospital, dormir en una banca o en una silla, con el temor de que algo malo pase en algún momento. Ya llevamos siete días aquí, y aun no logro comprender por completo, todo lo que esta pasando, ni siquiera se con exactitud que es lo que tiene mi hija. Lo único en que han coincidido todos los médicos que la han visto, es en que aun no hay un diagnostico exacto de lo que tiene.
Voy caminando por los mismos pasillos donde he caminado estos últimos siete días, con los pies firmes, frotando mi mano derecha sobre las paredes color celeste gastado, inclinando la cabeza, pensativa, somnolienta, hacia el consultorio del doctor Duran, como lo he venido haciendo, cada vez que hay noticias nuevas, que casi siempre son los mismos signos de interrogación.
- Pase señora Márquez, siéntese- escuché decirle, antes siquiera de acercarme a la puerta.
- Por favor doctor, ¿dígame que esta pasando?- le pregunté, mientras le miraba, con esa cara de tranquilidad, como si nada estuviera pasando, como si mi hija no se estuviera muriendo.
-Tranquilícese señora, le tengo noticias- dijo, tratando de calmarme –lo que su hija tiene, es una enfermedad intersticial, conocida como síndrome de Goodpasture o también conocido como síndrome del pez globo, lo cual es una desviación de una hemorragia alveolar. Este síndrome lo que produce en términos generales, es la hinchazón del cuerpo producto del deficiente funcionamiento de los pulmones, eso quiere decir que su cuerpo no logra expulsar el oxigeno por la vías respiratorias, y más bien lo retiene haciendo que sus extremidades y el cuerpo en general empiece a inflamarse, mas claro, su cuerpo esta empezando a llenarse de aire., hay muy pocos casos similares reportados en el mundo hasta ahora. Lo único que es exacto aquí, es que es una enfermedad congénita, que aparece luego de que el paciente haya sufrido un cuadro de depresión leve u moderada, estaba predispuesta a ello desde que nació.
-Pero cuando nació nadie me dijo nada, doctor-, le refute, como defendiendo la salud de mi hija, en un caso que era mas que inevitable.
-Lo sé, señora, como le dije es una enfermedad muy rara, es imposible detectarla en el nacimiento. La única manera de saber de su presencia, es cuando ya ha tomado el cuerpo de la victima, en este caso su hija.
-Se va a morir doctor, dígame la verdad, se lo suplico- le pregunté, con el rostro y el corazón ahogados por las lagrimas que por tantos días me he negado a sacar. Ya no me es posible contenerme. Ya no me es posible estar un minuto en pie, mi hija se muere y yo no puedo hacer nada, nada.
-Tranquilícese señora, le voy a ser sincero. Lo único que podemos hacer es extraer el aire de su cuerpo con un procedimiento llamado “ Humiparización Invertida” que será dejando un día para evitar el riesgo de lesión en sus tejidos, ya que si sucediera, no quedaría mas que amputarle la parte afectada. En estos casos no queda más que esperar lo peor, no podemos hacer nada más. Le recomiendo que vaya a su casa y descanse, lo necesita, se le ve muy agotada.
- ¿Me pide que me vaya a mi casa, doctor?- le respondí, con una ira propia de quien ya no siente mas que un inmenso vacío, de una pena redonda, de un miedo y una pena juntas.
- Así es señora Márquez, vaya a descansar, ya no se puede hacer mas- me insistió con una indiferencia tremenda, mientras veía los documentos de otros pacientes.
- “Quiere que me vaya mientas mi hija se muere” “quiere que la deje aquí, esperando su muerte” ¡por quien maldita sea me toma! Soy la madre de la chica que esta recostada en esa cama, me entiende. No se quien mierda es usted para decirme que me vaya y que espere que se muera, como quien pierde una mascota. Como padres uno espera que los hijos lo entierren a uno, y no al revés, ¡me entiende!
-¡Tranquilícese señora, tranquilícese señora!- le oía repetir una y otra vez, mientras lo tenia sujetándolo de la camisa, antes de empujarlo detrás de su escritorio. Lo tire, con silla y todo, sin saber siquiera lo que estaba haciendo, sin ni siquiera darme cuenta.
Salí de su consultorio sin mirar atrás, si fijarme en lo que había provocado por mi frustración y mi rabia. Salí rápido, tanto que pareció que en un solo paso ya me encontraba fuera del hospital, en la puerta. No sabia que hacer, ni a donde ir. Lo único acertando en lo que pensé, fue en ir a casa, a cambiarme de ropa, cenar y su fuera posible, descansar, como me lo había pedido el doctor Duran, el medico al que insulté. Esperaba un taxi, mientras secaban las lágrimas que me habían bañado el rostro, lo tomé, y fui directo a casa. No tarde mucho o quizás el tiempo ya no importaba tanto como antes.
Ya en casa, me senté en el sofá, recogí mis piernas y seguí llorando. Lloré como una niña de cincuenta y seis años esperando que las lágrimas se me secaran para regresar al hospital. Fui a la cocina, abrí la nevera y no encontré más que huevos y papas fritas, de las que vienen embolsadas, listas para freír. Prendí la cocina, calenté aceite y me puse a freír las papas, luego los huevos. Los serví en un plato grande que estaba en un cajón y fui a la mesa. Me senté en la segunda silla de la izquierda, frente a la ventana, y llené el estomago, que desde hace dos días lo había ocupado solamente con agua. Fui hacia la ducha, me bañe e inmediatamente, como si una fuerza espiritual quisiera darme más motivos de los que ya tenia para recordarla en caso suceda lo peor, me acerqué a su puerta. Me deje llevar hacia la habitación de Fernanda. Abrí la puerta, entré y lo primero que saltaron a mi vista, fueron sus dibujos. En especial uno de un cerdito con unas alas muy graciosas, color rosa, entregándole un sobre azul a una niña que cuidaba sus vacas en campo verde poblado de cientos de arboles de limón.

sábado, 2 de enero de 2010

CON EL CORAZON...


Empiezan unos días nuevos, unos días donde tendré mucho para dar. Tengo que darte gracias a ti, en quien he empezado a creer, ahora se que me acompañas, ahora se que nunca me abandonaste. Me he dolido mucho y de muchas cosas, pero es bueno saber, que de los tropiezos se aprende, de ellos es que uno aprende a levantarse.
Hace unos días me he comprado un diario color azul, para escribir todas las cosas extrañas que se me ocurren, por cierto, ahora ando escribiendo allí la historia de una enfermedad rara, una donde el cuerpo empieza a hincharse como un globo, por cosas que tienen que ver con los pulmones. Allí también escribiré de las cosas que me sucedan, lo bueno y lo malo, de todos mis planes para este año. Tengo mucho que escribir sin ni siquiera haberlo vivido, mi primer día de universidad, que ya esta cerca, la empresa que pienso formar en marzo, y que voy a formar, de mi primera publicacion, de alguna chica de la que me pueda enamorar, en fin, mas historias que hablen de mi, de mi corazón y de las mil cosas que tengo para dar.
Tengo algo que escribir, en cualquier espacio en blanco: DESEAR CON EL CORAZON. Si quieres algo, ve, sal y consíguelo, esfuérzate y si alguien te dice que no puedes, el tiempo hablara por ti. SUEÑA CON EL CORAZON, recuerda que la vida es un sueño, uno donde con sudor y esfuerzo conseguirás lo que quieres. Tu vida será solo lo que tú quieres que sea. Y ahora, mejor dicho desde hace un tiempo es que tengo una deuda muy grande, una que va mas allá de lo material, una que habla mas allá de algunas monedas. No lo he olvidado, como no se olvida a la única persona que confió en uno.