lunes, 25 de octubre de 2010

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Sin embargo, murió al dar su primer paso, al descrubir que el mundo no seria lo que él esperaba. Los ojos, sus ojos, envejecieron de forma simetrica, cuando notó que en su costado, un brazo suyo era mas largo que el otro. Para cuando el viento empezo a rodar, una finisima lagrima lo acompaño en su llegada y en su huida. Simplemente se dejó caer bajo su espalda de tortuga sideral, con media pena y una historia de unicornios en el pecho. Las penas vienen desde mucho atras pensó, al pensar esto, un suspiro del tamaño de su omnubilado corazón arremetio contra él. Es producto de la tristeza que te envuelves entre otros colores y vuelas sobre tu faz. Algunos caen y otros simplemente aprenden a nadar.

TUS OJOS CENIZA

Hay un tipo como yo, mirando dentro de mi. Viste como yo, y toma la misma taza de café, que desdobla su forma para salir volando. Este sujeto habla en otro idioma, por que su silencio aleja, y al alejarse, te espera. Tiene en sus ojos, el momento preciso donde la noche tiende sus brazos, para cantar una cancion que describa lo mas profundo de su pecho. No le alcanzan los zapatos para alcanzarte, por que no sabe en que tiempo llegaras. Este tipo me nubla la mirada, y me cuenta historias de tus ojos ceniza antes de dormir. Te espera en algun instante de su vida, cayendo como lirio de formas delicadas, en un atardecer de acuarelas. Es sincero, como alguna vez lo fui yo; tiene mi corazon y tambien sabe de espacios indefinidos que se apoderan las cosas.

LA LLUVIA


Me gusta caminar bajo la lluvia, percibir por debajo el olor a humedad que despiden las cosas, y sobre todo, el expandir mis latidos de pecho al contacto de tanta gota de agua. La lluvia es un verso que se extiende por tiempo indefinido, con mirada y color propio. Pude notar la diferencia con que a algunos nos abraza, aunque valgan verdades, todo nos abraza, desde el tiempo que nos sujeta, hasta algun sentimiento cerezo. El color de la lluvia es instintivo , regresa y vuelve; te induce y sucumbe, pero la lluvia, en mi caso, es una extension de mi pecho que escribe como pendulo lineas desiguales. Amo la lluvia y a sus calidas palabras, que tiritan en un rinconcito que se encuentra a mitad de la calle.

Azul Purpura.

Hay suspiros que te anudan el pecho y convergen solamente en las noches, para ocultarte el color de la luna. A esto le llamo el sindrome de la nostalgia: a una polilla que te llena de orificios el corazon para que deambules con los ojos pegados al techo, en noches como esta. Creo en el tiempo y en sus dedos finisimamente esculpidos, asi como creo en el silencio, que cuenta la esta historia sentado desde su misma esquina. Hay esquinas hasta en los sueños, angulos que giran para recordarte el mismo sueño, que vuelve una y otra vez, cada que cierras los ojos, azul purpura. Mariposa y sueño; inutiles formas que dominan mis palabras desde que era un niño y quien sabe por cuanto tiempo mas…

Huerfano

Mi percepcion involuciona, se aleja de los puntos naturales con el unico fin de recobrar su pasado. El viento es el tiempo y rueda, sin embargo, su sola esencia aprendio a tomar miles de formas. Por ello, mis ojos olvidan y caminan de manera cuadrada, buscandole el cordon umbilical a aun punto. Todo objeto casual, ambiguio u desigual, posee una froma basica, menos nosotros que provenismo del mar, ya que somos materia de agua salada.

SIN TITULO

Se esparcir mis pasos
En tardes fosforecentes
De octubre u abril,
Como soldadito de plomo
En busca de un conjuro
Que me despoje
De lapiel y de las lagrimas
Que no terminan de llover.
Asi voy, casi siempre de lado
Frente al mar
Y a cuanta forma despistada
Me sepa reordenar la mirada,
Por que hay silencios
que aprendieron a abrazarnos los ojos
y latidos que saben orientar nuestros pasos.

domingo, 24 de octubre de 2010

CRUZANDO LA CALLE


A media calle los misterios se desatan. A media calle las palabras crujen, y muy cerquita mío, desde la noche, un destello hace que se me desprendan los ojos. La noche transcurre sencillita, como es ella, sujetándome la razón. El callejón luce empedrado, reflejando el brillo de la luna que acompaña a mis pasos, y a mis sonidos casi huecos. Mi pasado también me acompaña, y aletargado sonríe, con cada unos de los pasos que llego a dar. Voy a duras penas cruzando el trecho, cruzando lo que resta del callejón. La ventanas roídas por las polillas me saludan haciéndome reverencia, como saludando a una criatura que esta a un latido de desvanecerse. Las paredes mohínas del callejón tampoco me son ajenas, por que tambalean, mientras la garganta que tengo bajo el nudo, se ajusta cada vez más, por que el misterio de la noche no sabe como callar. Me tiende la mano la brisa, tibia, muy tibia, sobre un risco de paz. Voy hasta el final del camino, tambaleando y ahora sangrando de felicidad, por que sé, me espera un último sonido muy cercano a la paz.

sábado, 23 de octubre de 2010

PINTANDO ALGUN PAISAJE


Cierro los ojos y observo dentro de mi algún indicio de luz, de crepitación translucida. Tomo un poco de aire, sumergiéndome en un torrente de ideas que idealicen las líneas que pueda parir un sentimiento, ajeno a mí y a mis ojos. Empiezo a trazar líneas finas que apenas y rocen el marco, a influenciar el blanco con una traza de color gris. Imagino la felicidad cabalgando sobre el mar, una tarde de quimeras, que sostengan el invierno de un octubre como hoy y a la luna bien al fondo, con su corona de espinas y su razón de princesa alada. Las líneas ya están fijan y sostienen mi imagen, es momento de precipitar cierta cantidad de versos sobre el papel. El mar es azul, como las cosas claras, y el cielo es su anverso, una mancha que deja arrastrar las nubes. La felicidad es un cuadrúpedo exacto, que tiene el movimiento preciso para dar el paso. El resto de detalles que alimentan mi pincel, vendrían a ser las cosas que en algún momento dije, como el pasado y el presente, imágenes perennes. Cuando solo falta un detalle para terminar, vuelvo seguidamente a cerrar los ojos, y a esperar que un silencio de llene de sonidos el pecho. La pintura esta casi lista, un cordón e ira a decorar la pared.

domingo, 17 de octubre de 2010

MOMENTOS.


la calle conduce mi casa
mi casa, es un colibrí,
yo vivo cruzando la puerta
la puerta del alma,
del corazón ausente
que vive en mi.


No reconozco a nadie
con estos ojos,
vacío vacío!
repite en noches como esta
verdes o azuladas
el señor colibrí.

Nunca aprendí a comprender esto
por eso
nunca aprendí a escribir...

lunes, 11 de octubre de 2010

Canción.


Mis palabras
Vuelan arañando el tejado,
Sin verbo,
Ni nostalgia que vaya volando bajo.
Recurro al señor cuervo
Para que me ate los zapatos
Y al cenicero despertador
Hijo de todas las tardes
Que silba serpenteando el tiempo
Maestro de todos los días.
Amo el verso
Que se ondula en mi cabeza
El tejado
Y mis zapatos.

domingo, 10 de octubre de 2010

Este Corazon.


Olvide la forma que tienen mis zapatos, en algún rincón de mi memoria. Puedo entender esto como el principio del camino que se parece a una flor; no hay más cielo que el que se aparea con la tierra. La materia de la cual se compone este poema, no envejece, solo cierra los ojos y se esparce, cantando una canción de cuna para cuando ya no este. Volviendo a ser yo, cabe resaltar que mi corazón es una maquinita de cuerda que anda hacia delante y hacia atrás, como el sonido de un acordeón. He aprendido con cada sonido que se esparce en mi pecho, a olvidar que estoy hecho de sal, y que mis costumbres dependen de cuanto misterio haya yo desatado. Soy sincero con quien habita dentro de mi, será por ello que solo tiemblo cuando disminuye el frío, y si el tiempo responde preguntas sobre mi, doy un paso al costado y me hecho a andar. Soy sordo a causa de este corazón, que un día, sin más desapareció…