Camelies es un ser asexuado, con una extraña fijación por los colores. Nació del viento, un catorce de febrero de 1984 y se educó gracias a la buena voluntad de una pareja de ancianos, a los que olvido poco después de que estos murieron. Tiene la mirada acentuada por el paso del tiempo en sus ojos color miel, el cabello castaño por sobre los hombros, los pómulos salientes, y el rostro muy fino. Camelies ama las flores, la lluvia, y el amor que prodigan las parejas de enamorados. Vive solo (a) en un pisito de la calle independencia del centro de la ciudad, justo frente al convento de Santa Clara. Trabaja en una de las florerías del mercado central, de lunes a sábado, para así los domingos salir con sus amigos a algún lugar fuera de Trujillo. Tiene el carácter de buen samaritano, sin embargo, odia la caretas sobre las cuales se sostienen algunas personas. Su gusto por el arte, lo(a) a llevado a darse por entero a descomponer detalles, a meditar, y tratar de entender lo confuso de algunos sentimientos. Camelies se aferra a la vida como una langosta, sabe que nunca tendrá bebes, aun así, su voluntad desmerece la suerte que le a tocado.
Sucedió que una noche mis palabras se entumieron, y mi corazon resuelto de grietas se empezó a humedecer de palabras, es por eso que ahora puedo decir que padezco de el sindrome de la nostalgia, gracias.
domingo, 13 de mayo de 2012
martes, 1 de mayo de 2012
Un abrazo Alfin
No dispongo de mucho tiempo para aclarar mi mente, sin
que este silencio aleccionador se retire raudo, esfumándose por entre el aire. Por
ello, solo contare lo más importante, iré al punto como quien dice. Yo suelo olvidar
muy rápido, atrapando en mi memoria, solo ocasionales momentos que logren
robarme una sonrisa, sin reproducir luego un vacío en alguna parte de los
hechos. Te conozco poco más de un par de años, y ese tiempo ha servido para
decirte al menos una vez, que te quiero mucho, y eso no es algo que repita mucho,
ya que no soy de la gente que anda prodigando amor. Te quiero mucho, y no le
busco explicación, ni razón alguna a eso. Y aunque me vuelva a desaparecer (que
espero que no vuelva a pasar) siempre estaré pendiente de ti. No quisiera
decirlo, pero eres de las pocas personas que en la que puedo confiar…
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