lunes, 24 de diciembre de 2007

Santa amarilla de todos los nombres.

Apenas y recuerdo todo lo que alguna vez pudo suceder alrededor de la niña que pude tener muy cerca y de la que ahora ya no recuerdo su nombre. Una vez caí en la cuenta de que santa amarilla como la llamo ahora, no era quien podría suponer como una niña normal, no, ella no. Podría empezar desde el principio para hacer las cosas más fáciles y para de esa forma llenarles en sus ojos la tristeza que ahora me inunda, con tan solo recordar el tiempo que sus pasos, una que otra vez acompañaban los míos. Sus ojos negros me hacían recordar a la bien nombrada luz que yace reposada debajo de mi cama, que nunca veía, sus manos que hacían polvo las mías cuando por primera vez pude tocárselas. Tenia la piel clara, con algunas pecas entre su piel transparente que con su rostro alargado y muy bien delineado, la hacían distinta a cualquier niña que hubiera nacido sobre la tierra. Lo que más tengo impregnado en mi mente es sus cabellos oscuros, con esas par de trenzas que colgaban apenas sobre sus hombros muy cerca de su cuello. Casi siempre usaba vestidos llenos de florecitas de todos los colores, una vez amarillas con verdes, otras celestes, rojas y azules, y otras de todos los colores que pudieran imaginar. Así la recuerdo como tan solo ella era, mi santa amarilla de todos los nombres.
  • pequeño texto del cuento Santa amarilla de todos los nombres del mismo autor de todos los textos en verso y prosa contenidos en este espacio: Sansebatian Quaron C.

1 comentario:

Anónimo dijo...

vaya vaya vaya....
y yo que la pinté ultrajada....
san sebastian... san sebastian...
(me gusta)