Sucedió que una noche mis palabras se entumieron, y mi corazon resuelto de grietas se empezó a humedecer de palabras, es por eso que ahora puedo decir que padezco de el sindrome de la nostalgia, gracias.
lunes, 28 de septiembre de 2009
En el mall.
Estoy triste desde alguna esquina de la calle. Estoy triste por que un niño soñó con ser pez y se ahogo en el río. Yo también sueño, por eso termino en calles llenas de agua, no como el niño, sino como el pez. Mi tranquilidad es una esponja que se dilata lenta y susurra palabras dulces. Hoy, me escapo por la puerta trasera donde una rana me ve. A veces no entiendo por que las palabras se me aparecen desnudas, secándome las lagrimas con los dedos. No espero nada del tiempo, parece que no me importa nada, un anillo y un clavel. Por dentro tengo veintiséis ojos, una espada de cartón y una voz de marfil. Por fuera, esta tarde, ni siquiera me reconoce mi voz.
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