jueves, 5 de noviembre de 2009

ENTRISTECEME LA MIRADA.

No se me humedecen los ojos por puro gusto. Si quieres escuchar alguna vez un sonido que diste de todos los tuyos, cierra los ojos y veme. Atrás de esto, cuando todo caiga, yo estaré aquí para recordarle a un ciego, todo lo que pueda describirte desde mi humedad.
Ya mañana cuando sea martes, esperare sentado y recordare de donde provenían las palabras que nunca llegue a pronunciar.
Hace tiempo estoy triste, y aquí dentro me espera un silencio que no deja de andar. La vida va dando pasos entrecortados, sobre todo en las mañana, al despertar. Los días también viajan tristes, al recordar.
Ya van siendo muchos días que viven envueltas en una manzana marrón. Espero que cuando todo esto pase y tenga los ojos más secos que una almendra, mis manos me lleven lo más lejos del mar.
A pesar de todo, espero que estés bien. Yo marchando como soldado de la real fuerza de la escoba, viéndote desde espacios cuadriculados te saludare, y no podré desear mayor cosa que en tu ventana un duende se estanque y que verde u azul, viva feliz.
Aquí, todo esta cambiando, ya no soy el mismo trozo de sal en el que alguna vez me vi, ya no. Recuérdame si, si alguna vez me vestí de colores y cante, fue por hacerte feliz.

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