domingo, 10 de octubre de 2010

Este Corazon.


Olvide la forma que tienen mis zapatos, en algún rincón de mi memoria. Puedo entender esto como el principio del camino que se parece a una flor; no hay más cielo que el que se aparea con la tierra. La materia de la cual se compone este poema, no envejece, solo cierra los ojos y se esparce, cantando una canción de cuna para cuando ya no este. Volviendo a ser yo, cabe resaltar que mi corazón es una maquinita de cuerda que anda hacia delante y hacia atrás, como el sonido de un acordeón. He aprendido con cada sonido que se esparce en mi pecho, a olvidar que estoy hecho de sal, y que mis costumbres dependen de cuanto misterio haya yo desatado. Soy sincero con quien habita dentro de mi, será por ello que solo tiemblo cuando disminuye el frío, y si el tiempo responde preguntas sobre mi, doy un paso al costado y me hecho a andar. Soy sordo a causa de este corazón, que un día, sin más desapareció…

No hay comentarios: